Ireri Herrera/TV3 Noticias
Puebla, Pue. A los 16 años “Esther” fue reclutada a través de las redes sociales, vivió en carne propia el inmenso mundo de la trata de personas en nuestro país.
“Yo soy invitada por un hombre a los 16 años a trabajar a otro Estado de la República y su oferta de trabajo era trabajar como edecán o hostess… totalmente fue diferente la oferta de trabajo. Me llevan a un Men’s club, a los 16 años difícilmente sabes caminar con zapatillas de 10 centímetros o un poco más. Bailar y desnudarte frente a hombres de 30 o 40 años”, relató la mujer.
Perro Esther no fue la única que vivió esta experiencia, dijo que “Todas las mujeres quienes estaban ahí eran mayores, éramos en excepción de mi edad, como 4 chavas menores de edad”.
Puebla, Pue. A los 16 años “Esther” fue reclutada a través de las redes sociales, vivió en carne propia el inmenso mundo de la trata de personas en nuestro país.
“Yo soy invitada por un hombre a los 16 años a trabajar a otro Estado de la República y su oferta de trabajo era trabajar como edecán o hostess… totalmente fue diferente la oferta de trabajo. Me llevan a un Men’s club, a los 16 años difícilmente sabes caminar con zapatillas de 10 centímetros o un poco más. Bailar y desnudarte frente a hombres de 30 o 40 años”, relató la mujer.
Perro Esther no fue la única que vivió esta experiencia, dijo que “Todas las mujeres quienes estaban ahí eran mayores, éramos en excepción de mi edad, como 4 chavas menores de edad”.
Por cinco años fue prostituida hasta su rescate gracias a un operativo.
“Fui llevada primero por un padrote y después por una madrota por todo México y conocí de todo tipo de gente; pero la gente que más conocí fueron narcotraficantes, policías, diputados, artistas; de todo tipo de gente, padres de familia, chavos, futbolistas”, acusó la mujer.
Ahora, Esther recorre el país como activista contra la trata de personas y como una mujer quien recuperó sus metas, reconoce que nunca perdió la esperanza de salir de ese infierno. “Yo logré escapar porque hay un operativo donde yo estaba y llevan a todos. Afortunadamente me tocó un policía súper buena onda y me empezó a hacer preguntas y preguntas. Y fue cuando empecé a ver que sí estaba secuestrada y que estaban prostituyéndome porque siempre uno tiene ideas. Eres ya como un robot: usen mi cuerpo no siento nada o no me interesa vivir. Osea es uno un muerto viviente”.
Esther recuperó su libertad y su vida. “Yo siempre tuve esa esperanza en mi corazón, honestamente. Porque desde que yo soy Esther, nunca pensé: yo quiero ser de grande prostituta. Nunca. Yo tuve sueños y gracias a la vida, que estoy viva y porque tuve muchas situaciones muy fuertes dentro de este medio”, señaló.
Esther también colabora en la actualidad para encontrar y llevar ante la justicia a la red de tratantes que siguen reclutando menores de edad bajo falsas ofertas de trabajo.
“Y estoy echándole muchas ganas y a mí me gustaría que esta oportunidad que tengo que mi voz sea escuchada que, esas chavas que siguen en ese negocio. Porque yo sé que hay y que algunas son personas conocidas. Ojalá se pudieran salir y dejar ese tipo de vida: no es algo moral. Si no es algo que llega a afectar demasiado tu estima como mujer”
“Fui llevada primero por un padrote y después por una madrota por todo México y conocí de todo tipo de gente; pero la gente que más conocí fueron narcotraficantes, policías, diputados, artistas; de todo tipo de gente, padres de familia, chavos, futbolistas”, acusó la mujer.
Ahora, Esther recorre el país como activista contra la trata de personas y como una mujer quien recuperó sus metas, reconoce que nunca perdió la esperanza de salir de ese infierno. “Yo logré escapar porque hay un operativo donde yo estaba y llevan a todos. Afortunadamente me tocó un policía súper buena onda y me empezó a hacer preguntas y preguntas. Y fue cuando empecé a ver que sí estaba secuestrada y que estaban prostituyéndome porque siempre uno tiene ideas. Eres ya como un robot: usen mi cuerpo no siento nada o no me interesa vivir. Osea es uno un muerto viviente”.
Esther recuperó su libertad y su vida. “Yo siempre tuve esa esperanza en mi corazón, honestamente. Porque desde que yo soy Esther, nunca pensé: yo quiero ser de grande prostituta. Nunca. Yo tuve sueños y gracias a la vida, que estoy viva y porque tuve muchas situaciones muy fuertes dentro de este medio”, señaló.
Esther también colabora en la actualidad para encontrar y llevar ante la justicia a la red de tratantes que siguen reclutando menores de edad bajo falsas ofertas de trabajo.
“Y estoy echándole muchas ganas y a mí me gustaría que esta oportunidad que tengo que mi voz sea escuchada que, esas chavas que siguen en ese negocio. Porque yo sé que hay y que algunas son personas conocidas. Ojalá se pudieran salir y dejar ese tipo de vida: no es algo moral. Si no es algo que llega a afectar demasiado tu estima como mujer”
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