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jueves, 12 de mayo de 2011

el narcotraficante Héctor Beltrán Leyva, autorizó a "El Negro", asesinar al hijo de Sicilia

Uno de los presuntos implicados en el homicidio de Juan Francisco Sicilia y seis personas más declaró que el narcotraficante Héctor Beltrán Leyva, "El H", le autorizó a Julio de Jesús Radilla, "El Negro", asesinar a los jóvenes el pasado 27 de marzo en Morelos.
 "El Negro", operador de los Beltrán en la entidad, llamó por teléfono al capo y le preguntó: "Oiga, jefe, tenemos aquí a unas gentes de un levantón, ¿nos da permiso de darles piso?", a lo que "El H" respondió que sí, confesó uno de los presuntos homicidas, según reveló a REFORMA una fuente allegada a la investigación.
  Jesús Cárdenas, "El Manos", y César Arturo Galindo, "El Guasón", detenidos el 1 de mayo por la Policía Federal en Jiutepec, dijeron pertenecer a la célula criminal que plagió y ejecutó a los jóvenes.
  Según la versión de "El Manos", los asesinatos fueron un favor a dos policías que los habían extorsionado y sabían que por lo menos uno de ellos los había identificado y podía denunciarlos.
  De acuerdo con el testimonio, Luis Antonio Romero Jaimes y Jaime Gabriel Alejo Cadena, quienes sufrieron un robo en el bar "El Remedio", en la Colonia Vista Hermosa, al parecer identificaron a los policías, por lo que los delincuentes habrían tenido la intención de ir contra ellos, pero al final eliminaron a siete personas, incluido Juan Francisco Sicilia.
  Conforme a la investigación, los testimonios de "El Manos" y "El Guasón" han sido clave para esclarecer el caso.
   Informes del testimonio que "El Guasón" rindió el 2 de mayo indican que conoce a "El Manos" porque eran vecinos y estuvieron presos en Jiutepec, hace 16 años.
  "El Manos" declaró, también el 2 de mayo, que un presunto agente de la Policía marcó por radio a Jesús Radilla "El Negro", operador de los Beltrán en Morelos, para solicitarles su ayuda en el secuestro de los jóvenes.
  Cuando localizó a las víctimas frente al bar Obsesión, el supuesto agente marcó nuevamente al radio de "El Negro" para reportarles la ubicación y que les daría seguimiento, a fin de esperar a que llegara Radilla con su gente.
  "El Negro" los alcanzó en el Bulevar Cuauhnáhuac en Jiutepec y frente al bar detuvieron a las siete personas para luego llevarlas a una casa de seguridad en la calle de Pino, en el Fraccionamiento Villas del Descanso, según lo declarado por "El Manos".
  Cárdenas Pérez dio los dos nombres y apellidos de los presuntos agentes, mismos que hasta ahora no coinciden con ningún elemento o ex integrante de ninguna corporación federal ni local del País. Las autoridades presumen que podrían ser "madrinas".
  "El Manos" dijo saber lo anterior porque recuerda que alrededor de las 21:30 horas del 27 de marzo le llamó "El Negro" para que se adelantara a la casa de seguridad de Temixco.
  Arturo Galindo, "El Guasón", relató que a esa hora estaba drogándose en la casa de la calle Pino cuando "El Negro" le llamó para pedirle que abriera el portón. Enseguida ingresaron tres autos, dos de ellos llevaban a los jóvenes.
 Con ellos también llegaron Radilla, José Luis Luquín Delgado, "El Jabón", e Isaac Hernández Villarino, "El Pelón".
  A Sicilia y tres de sus amigos los llevaban amarrados en un Honda Civic; en otro auto iban los tres restantes.
  De acuerdo con el relato, a todos los formaron en el patio con las manos en la cabeza y uno de los delincuentes prendió una grabadora para evitar ser escuchados por personas ajenas. "El Guasón" enseguida entregó a otro sujeto un rollo de cinta canela y en ese momento identificó al hijo del escritor.
  Galindo recordó ante las autoridades que aquella noche "El Jabón" le dio una patada en el cuerpo a Sicilia, por voltear a verlo, lo que le hizo que cayera al suelo y se golpeara la cabeza.
  Este dato ha sido parcialmente corroborado por la necropsia al hijo del poeta, pues confirma la existencia de una hematoma en el lado derecho de la frente.
  Aquella noche, según uno de los testigos, "El Negro", operador de los Beltrán en la entidad, llamó por teléfono al capo y preguntó: "Oiga, jefe, tenemos aquí a unas gentes de un levantón, ¿nos da permiso de darles piso?", a lo que "El H" respondió que sí, confesó uno de los presuntos homicidas, según reveló a REFORMA una fuente allegada a la investigación.
  Para desvincularse de los crímenes, "El Guasón" declaró que salió de la casa y regresó hasta las 5:30 horas del día siguiente.
  "El Manos" testificó que tras la llegada de las víctimas, salió a comprar refrescos y al regresar ya estaban muertas seis de las víctimas, asfixiadas con cinta canela adherida en la cabeza.
  Cárdenas recibió de su jefe un pedazo de un cable para ahorcar al último plagiado con vida, pero cuando apretaba su cuello, el cable se rompió. "El Negro", de coraje, golpeó a "El Manos" y le recriminó que ni para matar servía. Recordó que Isaac Hernández, "El Pelón", procedió a ponerle una venda y cinta canela al secuestrado hasta que murió.
  "El Guasón" manifestó a las autoridades que cuando regresó al otro día a la casa de seguridad, ya estaban acarreando los cuerpos sin vida a un carro, donde "los amontonaron".

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