GSE/ PUEBLA, PUE.
Unas 200 familias de la comunidad de Huixtla, se encuentran en riesgo una vez que regresaron a su comunidad tras abandonarla por casi dos meses. La población fue devastada tras el paso de la tormenta tropical Arlene.
Hasta el momento, la autoridad municipal no ha realizado trabajos ni muestra intereses por reubicar a los habitantes. Ello pese al dictamen del Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) que lo considera como inhabitable y con incertidumbre sobre su posible reubicación, los pobladores optaron por regresarse a sus viviendas, ya que no tienen otro lugar para vivir.
Para la mayor parte de las 200 familias que habitan esta pequeña población, no ha habido retorno a su precaria cotidianidad, ya que a la pérdida de sus pertenencias y los daños a sus viviendas, se suma la falta de información precisa sobre el riesgo que representa la falla geológica que atraviesa el cerro donde están asentados y las medidas que tomarán las autoridades para prevenir una tragedia de mayores dimensiones, mientras las lluvia continúan en la región.
Al respecto, Alejandro Vázquez Nájera dirigente del Movimiento Antorchista en la región de Huauchinango precisó que los ciudadanos "viven con la angustia de que al siguiente día, ya no encuentren sus viviendas por las constantes precipitaciones pluviales. El cerro en cualquier momento puede derrumbarse y dejar una tragedia mayor que la del pasado 1 de julio".
Agregó que hasta hace unos días en la comunidad el presidente municipal de Tlaola, Victoriano Viveros Bobadilla llego a comunicarles a la gente que "efectivamente hay una disposición para reubicarlos, les dijo que quienes acepten irse tienen que destruir su vivienda, es decir firmar un permiso para la demolición".
La información desconcertó a los damnificados porque no les explicó por qué es necesario tumbar las casas, tampoco les dijo cuándo se haría la reubicación, ni a dónde. "La gente dice que si se va, pero para qué la destrucción", agregó Vázquez Nájera.
Los pobladores de Huixtla tienen urgencia de normalizar sus actividades, hay incertidumbre -por ejemplo- en el inicio del ciclo escolar, pues aunque ya se hicieron las inscripciones, las autoridades educativas ordenaron que no haya clases por el riesgo que puede existir en los edificios escolares.
Finalmente, Vázquez Nájera destacó que los damnificados de Huixtla, sigue siendo un problema que no está resuelto, aun cuando el ex presidente del concejo que gobernaba este municipio, Rubén Torres Bobadilla aseguró que la Sedesol federal, por gestión de la titular de la Comisión para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Ivonne Gutiérrez, se comprometió a construir 100 viviendas y ya se negociaba la compra de un terreno en la comunidad de La Gallera, sin embargo a la fecha no hay nada.